Por David S. Celin
Henri Donnadieu es todo un personaje. Es la noche, es un gran ejemplo de vida. Empresario, escritor, productor de teatro, pero sobre todo un excelente anfitrión. Así es él, un hombre que desde niño supo que era homosexual y que ha vivido su sexualidad en libertad.
Amigo de Andy Warhol y de María Félix, así como de otros artistas y políticos, no solo ha sido testigo de cambios sociales y culturales, también ha formado parte de ellos; claro ejemplo: el Disco Bar El 9, el cual cambió toda la escena nocturna de la Ciudad de México en la década de los 70 y 80.
• Este martes 12 de agosto se dio a conocer el fallecimiento de Henri Donnadieu, quien nació en la Costa azul francesa en 1943; estudió Ciencias Políticas en la universidad La Sorbona; llegó a México en 1976, en donde al final se estableció.
La noche del 23 de enero de 1977, la calle de Londres, en la Zona Rosa, se preparaba para una verdadera revolución. Esa noche, después de unas cuantas semanas de planeación, Henri, Manolo Fernández y varios amigos más, abrían las puertas del que se convertiría en un ícono de la escena nocturna capitalina: el Disco Bar El 9.
Era la sensación del momento. En su primera época, como gusta llamarle Henri, fue un bar exclusivo para la crema y nata de la ciudad; jóvenes de la burguesía mexicana, algunos de ellos hombres casados y con hijos, llegaban hasta El 9 pero cuidándose de no ser vistos, pues pesaba mucho el que dirán.
“En la primera época de El 9, la llamo la época de los juniors de clóset. Venía toda la aristocracia super nice, pero todos casados, con niños. Tenían miedo al entrar de que nadie los viera”, relató Henri en una entrevista hace un par de años. “Esa fue la época en que venía Enrique Álvarez Félix [hijo de María Félix], fue una época super snob. No se hablaba de activismo, era como un club privado de los niños ricos gays, pero tapados”.
Tras el éxito rotundo de El 9, Henri, Manolo y otros socios decidieron abrir El 9 de Acapulco, en donde recibieron importantes visitas, como Sean Connery y Village People, entre otros. Pero no todo fue dicha. En enero de 1979, el bar sufrió una redada en donde detuvieron a trabajadores y a Manolo, quien pasó un año en prisión.
Tras el escándalo de Acapulco, Henri cuenta que decidió regresar a la ciudad, pero descubrió que el administrador de El 9 se había llevado todo el dinero, que los meseros estaban “apanicados”. Él mismo vivía con miedo. Sin embargo, y pese a que no tenía papeles para estar en México, decidió reabrir el bar con el apoyo de dos amigos, “el primer día solo había 2 clientes, pero después de tres meses volvió a la normalidad”.
A partir de ese momento inicia la segunda época de El 9; para Henri, la mejor. Esta etapa significó una apertura, no solo de asistentes al bar, sino de actividades y pensamiento del establecimiento. Se acabó la exclusividad, ahora en él se reunían los jóvenes ricos y rockeros, la cultura con la diversión. Se dio la oportunidad de explorar nuevas rutas, como el teatro experimental.
“Lo abrí a todo el mundo, a las niñas guapas, a los gays, a heterosexuales, a la ‘vestida’. Si faltaban al respeto, se les castigaban no dejándoles entrar al bar”. En El 9 nació la corriente de la contracultura. Ahí se organizaba exposición de pinturas, de fotografías. El rock estuvo presente, con grupos que han pasado a la historia, tales como: Caifanes, La Maldita Vecindad y Café Tacuba.
Henri tuvo mucho suerte al tener grandes amigos, no solo porque eran famosos, sino porque lo apoyaban en todo momento. Prueba de ello es Manolo Fernández, quien de amante pasó a ser su pareja por dos años y luego su socio y amigo. Otro nombre relevante es Xóchitl, la reina de la noche y que lo sorprendió por ser un gran personaje.
Sobre Andy Warhol, cuenta que éste iba ser el padrino del bar El Metal, el cual solo abrió por 4 días y luego fue clausurado. A él le compró 5 cuadros, de la serie de los Dancing Shoes y que, más tarde, vendió para apoyar a Manolo cuando estuvo convaleciente en el hospital.
Pero sin duda, uno de los hombres más importantes de su vida fue Jaime Vite. “Fue mi gran amigo, mi confidente, quien hizo realmente la segunda época de El 9, sin él no hubiera sido lo que es. Era la mamá gallina de El 9″, dijo. Lo describe con emoción, como “un ser extraordinario, que tenía el don de reconfortarte”. “Era mi gran, gran amigo”.
Si quieren saber más de Henri Donnadieu, pueden comprar su libro La noche soy yo (Ed. Planeta), en donde se narra hechos relevantes de su vida, su familia, y por supuesto del bar El 9. Hechos que lo marcaron y lo convirtieron en todo un ícono de la escena nocturna. O como diría Rogelio Villarreal: En todo “un provocador, un liberador y un amante de la vida, sobre todo de la vida que nace cuando el sol se oculta. La alegría de vivir de noche”.
Hasta siempre, querido Henri.